Londres para principiantes
Decálogo de visitas ineludibles
Si estás pensando viajar a Londres por primera vez y sólo dispones de una semana (o incluso menos) ya puedes organizar bien tu tiempo y programar con sensatez las visitas que quieras realizar. Ten en cuenta que estamos ante uno de los «grandes monstruos» urbanísticos del mundo, una ciudad cargada de historia, repleta de monumentos, museos y lugares de interés. Incluso a riesgo de dejarte la vida en el intento, por mucho que quieras madrugar, correr y trasnochar, te resultará imposible verlo todo. Aquí van mis 10 propuestas de visitas ineludibles para una primera toma de contacto con Londres, una ciudad que enamora y a la que, seguro, desearás volver.
1 Hyde Park
Pocas ciudades en el mundo pueden presumir de tener tal cantidad de parques (y tan grandes) como Londres. Hyde Park es, además del más grande, el más antiguo de todos: 140 hectáreas abiertas al público desde el siglo XVII. Se podría decir que es el auténtico «pulmón» del centro de Londres, el mayor espacio lúdico al aire libre para disfrute de londinenses y turistas. Un lugar perfecto para largos paseos, «arrumacos» románticos con tu pareja, practicar deporte (correr, patinar, montar en bici o a caballo…) o, simplemente, tumbarte sobre el césped y descansar. En los días de sol y calor (no muchos, pero los hay) es difícil resistir la tentación de alquilar una barca y ponerse a remar por el Serpentine, un lago artificial con forma de serpiente (de ahí su nombre), mientras patos, ocas y cisnes se acercan para que les des de comer de tu mano.
2 Palacio de Buckingham
Si eres de los que siempre ha pretendido «vivir como un rey», no puedes perderte esta visita: la residencia de la familia Real Británica desde 1837 y uno de los pocos palacios reales que siguen habitados en la actualidad. Eso sí, conviene saber que la Reina Isabel sólo recibe a la plebe durante parte del verano (del 21 de julio al 30 de septiembre). En el exterior del palacio, entre las 10,30h y las 11,45h, se celebra el Cambio de la Guardia Real, una de las atracciones que más turistas atrae en Londres. Conviene madrugar y llegar con bastante antelación; es la única forma de asegurarnos un lugar en primera fila (justo detrás de las rejas de la entrada principal) para verlo en condiciones. Mucha atención: el Cambio de Guardia, ni se hace a diario ni tiene fechas fijas; si no quieres hacer el pardillo, lo mejor es ir sobre seguro consultando el calendario publicado por la web oficial del Palacio.
3 Museo Británico
Lo confieso, no soy de museos. Me cuesta mucho decidirme a visitar un museo, sobre todo cuando es la primera vez que voy a una ciudad, salvo que disponga de muchos días. Pero el British Museum (como el Louvre, el Hermitage o el Pérgamo berlinés) es una maravillosa excepción: sólo él merece una visita a Londres y, además, la entrada es gratuita! El «British» es grande, enorme…descomunal. Hay ocho millones de piezas (¿ocho millones? Sí, has leído bien), y verlas todas, del tirón, superaría los trabajos de Heracles. Una vez más, toca establecer prioridades: Egipto y Grecia, fundamentales con la Piedra Rosetta, las momias, el busto de Ramsés II y las esculturas del Partenón. Fascinantes los relieves asirios de la «Cacería de leones de Asurbanipal» y el «Ajedrez de Lewis», el más antiguo del mundo que se conserva completo. Dos curiosidades: el atrio central, con la cúpula acristalada obra de Norman Foster, es la plaza cubierta más grande de Europa. Y sin salir del museo, se puede aplacar el hambre con una magnífica pizza, nada habitual en restaurantes de este tipo.
4 The London Eye
Estratégicamente situada a orillas del Támesis, frente al Big Ben y el Palacio de Westminster, se alza esta descomunal noria (la más alta de Europa y la tercera del mundo) conocida como London Eye. Las cápsulas, perfectamente climatizadas, alcanzan los 135 metros de altura (¿alguien dijo vértigo?) dejando, literalmente, Londres a tus pies. Desde su instalación, en marzo del 2000, se ha convertido en una de las mayores atracciones de la ciudad, por lo que las colas suelen ser enormes. Muy aconsejable comprar con antelación las entradas y así evitar gran parte de la espera. Podéis hacerlo directamente desde la web de Visit Britain desde 28,50 euros.
5 Torre de Londres
Gordos y lustrosos. No, no me estoy refiriendo a los «Beefeaters» (que algunos, también), los fotogénicos guardianes de las Joyas de la Corona, sino a los cuervos que aquí campan a sus anchas. Y no es de extrañar que estos bichos estén tan bien atendidos ya que, como cuenta la leyenda «el día que los cuervos desaparezcan, la Torre se desmoronará y, con ella, la Monarquía». Todo empezó con la Torre Blanca, construida a finales del siglo XI, y posteriormente aumentada y mejorada hasta convertirse en el gran bastión londinense. Durante su historia, ha sido usada como dependencias reales, prisión e incluso como zoo. Pero si por algo la conocemos es por ser sinónimo de Terror, el lugar donde eran encerrados y ejecutados todos aquellos que no seguían la corriente a los monarcas. Por «visitar» esta Torre, perdieron la cabeza, entre otros muchos, Ana Bolena y Tomás Moro. Si pretendes ver las Joyas de la Corona, prepárate a soportar, sí o sí, una cola de proporciones bíblicas.
6 Puente de la Torre
Junto con el Big Ben, el «Tower Bridge» es el icono más reconocible de Londres y uno de los puentes más famosos del mundo. Inaugurado en 1894, fue considerado como un prodigio de innovación tecnológica, al combinar las características de puente colgante y basculante. En cuanto a lo estético, muchos fueron sus detractores, hasta el punto que una revista especializada lo calificó como «un engendro monstruoso y grotesco». Las pasarelas superiores, con parte de su suelo acristalado, pueden ser recorridas dentro del paquete «Tower Bridge Exhibition» donde se cuenta la historia de su construcción y funcionamiento.
7 Abadía de Westminster
De esta fabulosa abadía gótica con tamaño catedralicio, salieron casados y convertidos en duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y la archi-mediática Kate Middleton. Originales, lo que se dice originales, no fueron los muchachos: esta abadía ha sido, desde hace diez siglos, el escenario de todas las bodas reales (todas, menos dos), las coronaciones y los entierros de monarcas ingleses. Hablando de entierros, Westminster bien podría ser un cementerio, y de los de postín; hay casi medio millar de tumbas y monumentos funerarios, no sólo de monarcas, sino también personajes tan ilustres como Isaac Newton, Charles Dickens, David Livingston (el explorador, supongo) o Darwin. Además, hay una tumba anónima, la del Soldado Desconocido de la Primera Guerra Mundial que, curiosamente, es la única que no está permitido pisar.
8 Museo de Historia Natural
Hay museos que fascinan por su contenido (el Prado), otros por su continente (Guggenheim) y sólo unos pocos privilegiados, por ambas cosas. Si tuviera que estableciera una lista de estas raras excepciones, sin duda la encabezaría este Museo de Historia Natural, situado en el elegantísimo barrio de South Kensington. El edificio fue construido entre 1873 y 1880 para albergar la desbordante colección de esqueletos y fósiles que el British Museum no sabía dónde colocar (70 millones de piezas y especímenes…qué barbaridad). El vestíbulo principal está presidido por el esqueleto de una ballena azul (la criatura más grande que ha habitado el planeta), que reemplaza al querido «Dippy«, una réplica en yeso de un esqueleto de diplodocus que daba la bienvenida a los visitantes desde 1979. Los restos de «Hope«, que así se llama la ballena, llegaron al museo en 1891, cuando apareció varada en las costas irlandesas tras ser herida de muerte por un ballenero. Al igual que el British, este museo también es gratuito. Todo un detalle.
9 Mercado de Camden y Little Venice
Ropa de segunda mano, recuerdos originales hechos por artistas locales, antigüedades y trastos viejos, comida callejera….todo esto, y mucho más, es Camden Lock. Si bien Portobello se lleva la palma como el mercadillo con más solera y visitado de Londres (la película «Notting Hill» tuvo mucha culpa) yo me quedaría con Camden, la cuna del movimiento punk a principios de los años setenta, por la posibilidad de llegar a él en barco. Un inolvidable recorrido que parte del tan desconocido como sorprendente barrio de Maida Vale (la «Little Venice» londinense, aunque sería más justo llamarla «Little Amsterdam» ), navegando por el Regent`s Canal. Un recorrido singular donde se mezclan edificios industriales del siglo XIX con las más vanguardistas construcciones actuales. Los sábados son los días principales de mercado, pero hay tal cantidad de gente que resulta casi imposible caminar. Mejor visitarlo cualquier otro día entre semana. London Waterbus es una de las compañías de barcos que realizan este trayecto, que dura unos 50 minutos. No es posible hacer reservas y el pago se hace a bordo, sólo con tarjeta de crédito.
10 Mirador The Shard
Si desde los 135 metros del London Eye la ciudad quedaba a nuestros pies, imagina lo que tiene que ser contemplarla si nos elevamos hasta los 244. A esa increíble altura se encuentra este mirador, en la planta 72 del rascacielos más alto de la Unión Europea (en total, 310 metros) diseñado por el genial Renzo Piano e inaugurado en 2012, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos. Las vistas, en un día despejado, llegan a alcanzar los 64 kilómetros. El precio de la entrada también es de récord: 29 libras.
Por si no lo sabías, Londres, más que caro es indecente. Existe una fórmula para ahorrar un buen puñado de libras si has decidido visitar monumentos y atracciones: adquirir el London Pass, la tarjeta con la que podrás entrar gratis a más de 80 lugares de interés y, en algunos, evitar las largas colas de entrada. De esta lista, con el London Pass, podrías visitar gratuitamente la Torre de Londres, el Puente de la Torre, el mirador The Shard (sin hacer colas) y la Abadía de Westminster (aquí no te librarás de la espera). Se puede adquirir en la web de London Pass o en la tienda virtual de Visit Britain