Mi nombre es John Ford. Hago westerns. Esta era la carta de presentación de John Ford, el gran descubridor de Monument Valley para el mundo del cine. Ford, nació en 1804 en el estado de Maine (USA), en el seno de una familia de inmigrantes irlandeses. En 1939, cuando llevaba doce años sin rodar una «del oeste», David O. Selznick le presentó el proyecto para dirigir La Diligencia, y Ford escogió Monument Valley como su escenario natural. El idilio entre John Ford y Monument Valley fue de tal magnitud que repitió localización en nueve películas más: Pasión de los Fuertes (1946), Fort Apache (1948), La Legión Invencible (1949), Rio Grande (1950), Caravana de Paz (1950), Centauros del Desierto (1956), El Sargento Negro (1960), La Conquista del Oeste (1962) y El Gran Combate (1964).
Monument Valley, más que un valle es una enorme meseta de 3.200 kilómetros cuadrados situada en la confluencia del estado de Utah con la esquina noroeste de Arizona. Un lugar desolado, pero de inmensa belleza; una sucesión de cimas fantásticas y mesetas rojizas talladas por millones de años de erosión. Pertenece a los indios Navajos (quienes le dan el nombre de «valle de las rocas») desde 1868, cuando el Gobierno Federal creó la gran Reserva del Pueblo Navajo en el área denominada «Cuatro Esquinas», una basta extensión de terreno de casi 70.000 kilómetros cuadrados donde convergen los estados de Utah, Nuevo México, Colorado y Arizona. Se dice que Monument Valley es el punto de todo el territorio estadounidense más alejado de una vía ferroviaria. La panorámica que se contempla desde el Centro de Visitantes es todo un espectáculo, pero conviene adentrarse por el Valley Drive, un camino difícil e irregular de unos 27 kilómetros, que nos conduce por los escenarios que en alguna ocasión habremos visto en el cine. Es aconsejable circular con un 4×4, sobre todo si ha llovido ya que se forman grandes barrizales. Monument Valley, además de seguir siendo escenario para múltiples películas (Easy Rider, Starman, Thelma&Louise o Forrest Gump), es la fuente primordial de ingresos para los Navajos, que viven gracias a lo recaudado por las visitas turísticas.